miércoles, 17 de diciembre de 2008
Maxi
Bajé a afinar el arpa de juguete que mi mamá me regaló, sol, la, si, do, en arpa; sol, la, si, do, en piano. Maxi, al costado habían unas chacchas con las que no podría saber, qué sol, qué la, qué si, qué do. Me acordé de ti Maxi, tus tambores. Volví a sentir pena por no haber ido a la reunión y no haberme despedido con un GRAN abrazo. Ahora vengo a escribirte y a escuchar algo de samba y ahí estás. Qué bueno Maxi, me alegra saber del reencuentro con tu familia, tus amigos, tus olores de hogar y la comodidad plena que no te puede dar nada más que tu propia casa. Espero que abre-latas te llene de felicidad así como a los niños. Maxi, ahora encontré uno de nuestros cadáveres exquisitos, me dio gusto ver nuestras letras y sus diferentes colores. El otro día leí un escrito de Pizarnik, no importa de qué se trataba (unos caballos), sino que sentí que cada palabra era en realidad el negativo de la palabra escrita, como si hubiera escrito lo que no se escribe cuando plasmas la idea. Así son entonces los cadáveres exquisitos, los nuestros al menos. Te quiero mucho amigo y quiero ir pronto a tus tierras. Abrazos para ti y para tu familia (tu papi, gran oso esquimal).
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