Tengo miedo, así, como con el fuego, de volvernos otros
¡Cómo tendríamos que hacer para quitarle los viejos nombres al sentimiento!
La razón se impone y obedece a poner atrás -feliz o tristemente –
Cada vez que vimos, con los mismos ojos, esos que son los únicos que tenemos
Entonces,
¿Ésa es tu mano realmente?
¿Y éste, el que toco, es mi pecho?
¿Quién me va a decir adónde va la memoria del cuerpo?
Tengo miedo y no quiero (de éste miedo entre paréntesis)
Es que, espera, no entiendo,
¿Tú quién eres?
Y...
¿Desde cuándo espejo?
No sé cómo darme si no aprendí a hacerlo a medias
¡Quiero tanto de lo que sí puedo!
La m o r u
n a s
t ñ a
a con su vértigo--
El malecón con su a
b
i
s
m
o
La tierra pura y sus muertos, muertos.
Ahora, ¿cómo se hace para abrazar con las mismas piernas?
Así es como lloro y se me va el océano
Así es como sonrío y me beso de lejos, bien adentro.
Nos veo diminutos, tal vez diciendo, si es que el otro sabe cómo cabalgar
a su momento.
No hay comentarios:
Publicar un comentario