Ele, precioso, mis manos se estiran y no llego, dime cómo se hace.
Los cordeles son muy altos siempre y la elevación de mis dedos juntos
no combina con el sol directo entre mis ojos.
Es que al sol sí se le mira,
más allá de las proteínas coaguladas, más allá de los lagrimales acuosos.
Nunca supe bajar y poner los puntos.
A qué sabe si lames un poco de aire? Prueba otra vez con una vela de miel y te encontraras entre hidromurias y lingotes de oro. Todo viene en agua y rejillas, como dudando hacia la permeabilidad del centro. Una huellita de gato contraecho. Me provoca llenarlo de flores, confundir el tallo y los pistilos, meterlos a mi boca para escucharlos intensamente. Entonces pienso que debo pensar que pensaré en mi pensamiento, es decir, no digo nada y me nutro. Esta parte de mi que ahora se comparte con una flecha hacia ti, para algunos no pocos resultará patética… y yo hablaba de lo patético hace un día…
Mi ventana es corrediza y da al jardín, ella corre sola, sola con ganas de besar a cada uno de los sauces del fondo. Esos sauces que seguro estarían encantados de recibir a una ventana (corrediza), sentarla en el banco, darle de tomar café.. y empezar a llorar, como buenos sauces, cada una de sus hojas. Las hidromurias ya no existen y el primero llora. Las aves no tienen alas y el segundo llora. No alcanzo a ver todas mis ramas, llora el que no es el quinto. Hola ventana, yo soy tu árbol pero tú: corrediza.
Si yo tuviera que dar la entrevista, de frente lo diría… Así soy más o menos Luichi, un cajón de sastre con interior de gasfitero, lanas y cordeles viejos.
2 comentarios:
una valiente eres, de las pocas que dicen "asi soy yo..." siéndolo realmente. Acaso entre tanta hidromuria, corredizas que a veces ventanas, flechitas que son puentes o intensas plantas que cantan sobre la lengua yo tambien soy un poco "asi soy yo..."
:)
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